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Los Óscares y una semana de sorpresas

Fecha/hora de publicación: 28 de febrero de 2019 15:40:49

Ya terminó el sucirio, ése que puso a Yalitza Aparicio en el ojo del huracán. Me había abstenido de dar mi opinión porque en plan de "2 + 2 = 4", creo que merecía ser nominada, merecía contender y merecía —como la que más— ganar. ¿Por qué? A toro pasado respondo: porque actuó en una película que fue acreedora a un galardón que reconoce cualidades intrínsecas del filme, el de mejor cinta extranjera, y a otros dos que reconocieron su hechura estupenda: una fotografía maravillosa y una dirección magnífica; entonces, si apareces en un rol protagónico, en una película, dirigida por un hombre de destacada trayectoria y te desempeñas de manera impecable (por lo convincente de tu papel) pues eres eso: actriz; y como los Óscares no se entregan por trayectoria, sino por desempeño, pues claro que la oaxaqueña tenía todo el derecho a estar ahí y a recibir el premio que, lástima, no obtuvo.

¿Otro ejemplo? En primera fila, estaba Lady Gaga, una mujer sin experiencia en la actuación quien, también en su primer cinta, fue nominada como mejor actriz. Salir con la memez ésa de que, si el año que entra Yalitza vuelve a ser nominada, entonces sí habrá que reconocerle mérito, es de sulfurosos resentidos y tarados envidiosos.

Un día antes, siguiendo el consejo de mi excelente amigo, Nacho Rodríguez, fui a ver Green book. Un peliculón. Yo la había visto en cartelera y la desdeñé porque, ¡qué hueva mortal!, ir a ver otra de blancos contra negros (había ido a ver la también nominada BlacKkKlansman). Pues ahí voy; y sí. Maravillosa; no por nada se llevó el Oscar a la mejor película. Ágil, divertida, inteligente, bien contada y mejor actuada, Green Book narra..., ¿para qué le digo qué narra? Mejor vaya a verla y disfrútela.

De las nominadas no he visto dos: El vicepresidente y La Favorita; de las demás, no había a cuál irle; Bohemian Rhapsody es simplemente fantástica; Pantera Negra mucho más que una película basada en una historieta; y Nace una Estrella, bueno, a mí Bradley Cooper me gustaba pero ahora debo decir que lo admiro; y Lay Gaga, a quien siempre desprecié por ese esperpéntico afán suyo de llamar la atención a toda costa, me conmovió sin remedio. Como siempre en estos casos, le sugiero que vaya al cine, adquiera una cajota de palomitas... y el refresco lo compre afuera.

Por lo que hace a las sorpresas hay una linda, una chusca, una absurda y otra francamente espantosa. La linda: resulta que, durante años, estuve dispuesto a jurar sobre la Biblia (y el Corán, incluso) que El Capitán Alatriste lo había escrito Arturo Pérez Reverte; resulta que durante la cena a la que fui convidado el pasado viernes por Diana y su esposo, Jaime, categóricamente sostuve esa pifia; pues no: la novela la escribió al alimón con Carlota Pérez Reverte; una búsqueda de Google, salvo contadas excepciones confirmó ese aserto. ¡Oh, my God! Y yo que juro que sé leer. Bien por Diana y su marido, como luego se dice, nunca termina uno de aprender. Por no hablar de las metidotas de pata en que incurre uno sin querer.

La chusca: resulta simpático (por decir lo menos), que AMLO, por un lado, haya promovido la cancelación de subsidios a guarderías, así como la suspensión de recursos destinados a los refugios para familias víctimas de violencia, por actos de corrupción; y por otro, ande preocupado promoviendo visas para la familia de El Chapo; seguramente el criminal y su familia se hicieron millonarios por lavar ajeno.

La absurda: las explicaciones idiotas, supuestamente con ley en mano, de que un Presidente ¡y su esposa! (de Taibo II ni hablar) Puedan concurrir a un acto público y no saluden a la bandera sin explicar su proceder. ¿A título de qué su abstención, sobre todo de la susodicha? Misterio.

La espantosa es que el Gobierno de AMLO reserva, por cinco años, la difusión de la comunicación sobre el accidente en Puebla donde perdieron la vida la Gobernadora del Estado y un Senador de la República. El que nada debe, nada teme... dicen.

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